Triángulo de Oro India, 7 días y 6 noches
Recorriendo el Triángulo de Oro
Llevábamos esperando que llegase el día para poder poner rumbo a la India y ver por nosotros mismo todo lo que nos habían contado de este país, lo bueno y, cómo no, también lo malo. La verdad es que nos decidimos por este destino por el choque cultural y por las incógnitas que nos producía su religión. Nos habían comentado que es un país abrumador, con el que no tienes término medio, o te encanta o lo odias. ¿En qué lado estaríamos? Estábamos ansiosos por descubrirlo.
Teníamos todo preparado para comenzar el viaje, ¡a última hora!, pero todo preparado, ya que tuve que ir el día anterior a renovar el pasaporte, algo tenía que pasarme… no tenía la validez mínima exigida para hacer el viaje, por un mes, no llegaba a los 6 que se exigen. ¡Todo arreglado! Para el visado no tuvimos problema, nos hicieron el trámite en la agencia y en tres días ya lo teníamos
El vuelo se nos hizo un poco largo, pero suele pasar cuando vas a algún sitio, qué el llegar se hace esperar :)
Aterrizamos y nada más bajar del avión ya notamos el calor, unos 40 grados de temperatura, no, de verdad, no exageramos… ¡Hacía muchísimo calor! Y eso que eran las 00.30 de la noche, pero ya nos habían avisado así que veníamos preparados.
Nos recogieron en el aeropuerto, ya que el viaje incluía el traslado en autobús hasta el primer hotel… por el camino nos metimos de lleno en el caos de la ciudad, aquello era impactante, no cabía nadie más en la carretera, pero los coches y los peatones se mezclaban sin que pasase nada, nadie chocaba con nadie, nos movíamos muy lentamente, pero, milagrosamente entre todo ese caos… ¡Nos movíamos!
No podíamos esperar hasta el día siguiente para conocer la ciudad, pero era ya muy tarde y teníamos que descansar para empezar el día temprano y con ganas. ¡Con muchas ganas!
Nos levantamos temprano para conocer Delhi. Es una ciudad fascinante con claros contrastes entre la zona vieja y la zona nueva. Y ya a primera hora se notaba el calor que íbamos a pasar
Os pongo en antecedentes, porque nos informamos, mucho, mucho, antes de hacer el viaje. Delhi, es la capital de la India y tiene mucha importancia histórica por su situación geográfica y estratégica, ya que desde aquí se controlaban todas las rutas comerciales. Pues si, es como lo pintan, caos y más caos, contaminación, olores muy fuertes, muchísimo ruido, gente pidiendo limosna, pero debajo de todo este caos nos encontramos con la otra cara, una ciudad increíble llena de matices y de cultura. Entre el tráfico te encontrarás monos y vacas. ¡Insólito!
¿Qué no puedes perderte en Delhi?
El Minarete de Qutab, que es el más alto del mundo, el Fuerte Rojo, como no la Puerta de India, el Templo de Gurdwara Bangla Sahib, la Tumba de Humayun y la de Jama Masjid.
Y nos dejamos enamorar por la vieja Delhi, en donde el Mausoleo de Ghandi y nos perdimos por las laberínticas y caóticas calles de Chandni Chowk, que era todo ruido, bullicio y superpoblación, llegamos a pensar que si pestañeábamos nos íbamos a perder cualquier cosa, todo iba super rápido, y allí estábamos nosotros en medio de todo ese caos alucinando y queriendo formar parte de él.
Delhi es un paraíso para comprar. Y cómo no… ¡Me metí de lleno! Hay de todo, pero cuando digo de todo, es de todo hasta cosas que nunca habrías imaginado encontrar y aquí entran de lleno los timadores. Tras nuestro viaje a Marruecos ya tenía algo de experiencia en el arte del regateo así que estaba en mi salsa. :) ¡Tampoco hay que pasarse! Una cosa es que te timen y otra que lleves el regateo al extremo, ni lo uno ni lo otro.
Comer en India
Tengo que hablar de la comida, la verdad es que la comida se merecería un post entero ya que es fantástica, es uno de los mayores atractivos del país y está por todas partes. ¡Mucho cuidado con lo que comes o bebes si no quieres coger la llamada Delhi Belly! Te voy a dar unos consejos, que al menos a nosotros nos funcionaron, aunque no hay nada 100% fiable en estos casos. Bebe siempre agua embotellada, fíjate en que lleve el precinto y que esté cerrada y evita comer en lugares de dudosa higiene (o inténtalo), por el resto… ¡Disfruta!
Esta claro que hay de todo, si te vas fijando por la calle en los locales o en los puestos callejeros no comerías en ninguno, pero no comas por ojos, fíjate en los puestos que tengan cola y que la comida la estén haciendo al momento.
¡Prepárate para un mundo de sabores, texturas y nuevas sensaciones! Y no te olvides de que en la India la comida pica, y pica ¡MUCHO! Y por mucho que te esfuerces en pedir no picante, te traerán picante igual. Puedes decir tantas veces como quieras ¡No Hot! o ¡No spicy!, que te harán caso, si eso… puedes acompañar tus comidas con un lassi que es un yogourt batido que te ayudará a rebajar el picante. Lo dicho, disfruta comiendo, es toda una experiencia.
La siguiente parada en el camino fue Jaipur, la Ciudad Rosa, en donde nos quedamos en una casa familiar y tuvimos la suerte de vivir una bienvenida tradicional India.
¿Qué no puedes perderte en Jaipur?
Jaipur es conocida como la capital de Rajasthan y en ella podrás visitar sus bazares, El observatorio Jantar Mantar, uno de los cinco observatorios astronómicos, el City Palace del Maharaja y el Hada Mahal o Palacio de los Vientos.
Nos quedaba poco de viaje pero aún teníamos que ver una de las maravillas del mundo, el Taj Mahal en Agra, nos levantamos muy muy temprano para poder ver la salida del sol y que no se nos escapase nada, pero al llegar allí nos encontramos con una niebla que no nos dejaba disfrutar de todo el esplendor del Taj Mahal, pero para nada nos defraudó… ¡Es impresionante! Todo lo que le rodea es mágico.
¿Qué no puedes perderte en Agra?
El Taj Mahal al amanecer, el Baby Taj, el Fuerte de Agra y los bazares de Agra.
Con la visita a Agra pusimos punto y final a un viaje maravilloso, lleno de historias, de sensaciones contradictorias y de anécdotas. Dejamos el país con la promesa de regresar y las ganas de emprender una nueva aventura.